Un texto escrito por los perseguidos en la lucha contra las minas de oro y leído en la conferencia de prensa celebrada el 07.11.13

Hoy más que nunca es evidente que el Estado griego está dispuesto a jugarlo todo para salvar lo que queda de su fachada democrática. El eje central de este esfuerzo es el uso de la fuerza represiva contra cualquier grupo resiste el autoritarismo del Estado. Los ejemplos son innumerables: La dura represión de las protestas, la criminalización de las huelgas y el desalojo violento de edificios ocupados y espacios sociales.

El gran cambio cualitativo, no obstante, en sus esfuerzos represivos se ha manifestado en el caso de Skouries, donde se aplicó la teoría de los dos extremos. El estado pretende equiparar la violencia y la brutalidad del grupo nazi de Amanecer Dorado (asesinatos de inmigrantes, ataques a los espacios sociales, etc) con la lucha de las comunidades locales por la libertad y la dignidad.

Por un lado tenemos un grupo fascista jerárquico, en su calidad oficial como fuerza para-estatal, trabajando en estrecha colaboración con el ejército y la policía y financiado por el crimen organizado; por otro, tenemos una comunidad local que lucha para defender su entorno natural contra una empresa que está poniendo en peligro su capacidad de reproducción social.

Por primera vez, personas que participan en las luchas sociales se enfrentan a acusaciones de participación en una organización criminal, es decir, los y las que defienden la naturaleza, su libertad y su dignidad están acusados y acusadas de terroristas. No obstante, si examinamos de cerca los acontecimientos en Skouries, veremos que la empresa Hellas Gold y la policía que la protege son los que han estado actuando como una organización criminal. Hace un año y medio, en marzo de 2012, 400 empleados de la empresa suben a la montaña, queman la caseta de guardia construida por los habitantes de la zona, y apalean uno de los habitantes, quien termina en el hospital en estado de coma.

Desde entonces, las fuerzas policiales reprimen brutalmente cualquier protesta, golpeando a los manifestantes, disparando gas lacrimógeno en línea recta apuntando a las cabezas de la gente, invadiendo las poblaciones que resisten, sofocándolas con lacrimógenos, rompiendo puertas en alta noche y deteniendo a gente.

En nombre del “crecimiento” y la “salida de la crisis”, el Estado griego está protegiendo una empresa extractiva, amenazando la dignidad de la población local y creando un ambiente permanente de terror. Toda una comunidad local se ha tildado de célula criminal por del Estado, lo que culminó en la elaboración de un auto de procesamiento de 3500 paginas y 20 CDs con conversaciones telefónicas, que acusa a 29 personas de participar en una organización criminal.

Hemos estado protestando, y lo seguiremos haciendo, contra una extracción que va a arruinar nuestras vidas y va a causar daños irreparables al medio ambiente.

Estamos solidarios con los residentes del noreste de Calcídica en esta lucha justa,
ya que la solidaridad es nuestra arma.

Los actos criminales se cometen por las autoridades, no por los sectores de la sociedad que resisten.

No al saqueo de la naturaleza.

Lucha por la tierra y la libertad.

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